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Influencers virtuales: el auge de los personajes digitales en la publicidad de redes

¿Qué pasaría si tu influencer favorito no fuera humano? No se trata de ciencia ficción, sino de una tendencia cada vez más real (aunque no en carne y hueso): los influencers virtuales. Creaciones digitales hiperrealistas que están ganando millones de seguidores, protagonizando campañas globales y cambiando las reglas del marketing en redes sociales.

¿Qué es un influencer virtual?

Un influencer virtual es un personaje digital creado por software de diseño 3D e inteligencia artificial. Se les programa para hablar, posar, opinar… y vender. Uno de los casos más conocidos es Lil Miquela, una joven “modelo” con más de 2 millones de seguidores en Instagram, que ha trabajado con marcas como Calvin Klein, Prada o Samsung. Pero no está sola: en Asia, Imma y Rozy protagonizan campañas de cosmética, moda y hasta turismo.

¿Por qué las marcas los eligen?

Las ventajas son muchas. A diferencia de los influencers humanos, los virtuales no se enferman, no duermen y —lo más importante para las marcas— no tienen escándalos ni crisis de reputación. Su imagen está 100% controlada por sus creadores, lo que permite campañas perfectamente alineadas al branding.

Además, pueden adaptarse visualmente a cualquier entorno: una pasarela en París, una playa en Tailandia o un backstage en Nueva York. Todo sin salir de un estudio digital.

¿Conectan con la audiencia?

Aquí está el debate. Muchos consumidores encuentran estos personajes “fascinantes”, pero otros los sienten artificiales y fríos. ¿Cómo empatizar con alguien que no siente ni piensa? Sin embargo, parte de la Generación Z —nativos digitales— ve en estos avatares una forma natural de explorar la identidad y la estética.

“Hoy la autenticidad ya no es necesariamente sinónimo de realidad. Puede ser una construcción digital coherente, transparente y estética”, explica Paula León, estratega en comunicación digital.

¿Es el futuro del marketing?

Quizás no reemplazarán a los influencers humanos, pero los virtuales están ganando su espacio. Algunas marcas incluso combinan ambos mundos: campañas colaborativas entre influencers reales y sus contrapartes digitales.

¿Lo importante? Entender que la atención en redes es un activo en disputa constante, y que lo real y lo virtual pueden convivir… o competir.

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